lunes, 28 de marzo de 2011

Fragmentos extraídos del libro “Intersubjetividad y formación” de J.C. Filloux



“Pensar sobre uno mismo, sobre la infancia pasada, sobre las inscripciones que deja en el presente, sobre el niño interno que todo sujeto adulto contiene, sobre los deseos inconscientes que nos movilizan, sobre lo que nos lleva a crear, a dar vida, a formar pero también a destruir, a violentar, a ejercer un dominio y un apoderamiento sobre el otro, son algunas de las facetas del retorno sobre sí en la relación intersubjetiva.

Preguntarse como formado que retorna a mí, sobre mí, es reconocer que en el otro me reflejo y que el otro me refleja.  Es también iniciar la aventura de la búsqueda de uno mismo no desde el narcisismo sino desde la inclusión del otro.

Dice J. C. Filloux marcando el lugar de la intersubjetividad en la relación formador – formado, en la lucha por el reconocimiento. No hay sujeto formador sin un trabajo de retorno sobre sí y de facilitación de que el otro también retorne sobre sí.

Conocer es:
  • aventurarse sobre lo desconocido
  • ir más allá
  • sentir incertidumbre, tolerarla
  • descubrir algo nuevo, interrogar los propios fantasmas.

Conocer acerca de uno mismo es:
  • cuestionarse.
  • buscar en lo profundo. 
  • buscar en los deseos, en las fantasías.
  • Abrirse a encontrar aspectos nuevos.
  • Abrirse a encontrar zonas de ignorancia, de rechazo, de negación que el reflejo del otro provoca y muestra.

Es FORMARSE FORMANDO AL OTRO.



Primera parte del libro:
CLÍNICA Y FORMACIÓN

Los que practican la formación saben esto implica relaciones entre las personas.
Hay entonces una relación FORMADOR – FORMADO o FORMANTE – FORMADO, porque estoy aportando mi saber a través de mi discurso, es decir que los alumnos, como receptores, reciben lo que el profesor dice.

Hay que tener en cuenta el nivel de conocimiento de los formados.

Hay diferentes técnicas didácticas de enseñanza, pero si no  se establecen relaciones transferenciales positivas entre el docente y los alumnos, no ocurre nada. No hay corriente.


Hay docentes que ponen el acento en lo afectivo... si uno siente placer al enseñar, no se puede enseñar bien.

Si no hay motivación, una pasión para formar, no se puede ser un buen formador.

¿Cómo formar para la formación?

  • Con la formación académica (que sería para un profesor de matemáticas, aprender matemáticas).
  • Con la formación pedagógica y didáctica, que son los métodos clásicos y las técnicas de aprendizaje.
  • Con la formación personal, esto significa que el docente debe interrogarse a sí mismo sobre la motivación, sobre el deseo que tiene de enseñarle a otros. También se entiende por esto, estudios de psicología, y sobre todo psicología del niño, ya que cuánto más se conoce el funcionamiento psicológico del niño y del adolescente, más poder se tiene sobre ellos.

LA FORMACIÓN PERSONAL debería ser tal que impida caer en la trampa de un abuso del poder, que no le haga el juego a este abuso     de poder, que no lo acentúe.
Lo que Durkheim llamaba “la violencia pedagógica”.

Con respecto a la posición del docente:

Uno de los discípulos de Freud escribió un libro, sobre la relación docente – alumno, que decía que el maestro se encontraba ante 3 niños:

  •  el niño reprimido en él.
  •  el niño idealizado.
  •  el niño que está ante él.
Lo característico del docente es arreglárselas con esos tres niños, pero esto genera una interferencia permanente.

Por ejemplo:

  •  Un niño que se porta mal, le recordará el niño reprimido en él, recordará inhibiciones que tenía cuando niño, y proyectará esto  sobre el niño que se porta mal.
Tendrá una conducta no racional y no movida por sentimientos normales, sin o por sentimientos que se le imponen, que salen a pesar de sí mismo.
El niño sufrirá de alguna manera, el inconsciente del maestro.

Algunos FORMADORES piensan que su trabajo es solamente INSTRUIR, que tienen un solo deseo que es el de instruir.

Pero los formadores no son siempre conscientes de que tienen otro deseo, que es el deseo de dominio, de ser importante.

Otro deseo podría ser el de amar y/o ser amado que se encuentra en el formador y en el formado.
Este es un elemento que le dará formas a la relación de formación.

El formador busca en el formado su doble, quiero que a la vez, sea como yo y que sea diferente a mí.
Que el formado pueda convertirse en una imagen ideal de mi, que sea otro yo mismo.

Segunda parte del libro:
INTERSUBJETIVIDAD y FORMACIÓN
El retorno sobre sí mismo.

Es a través  del reconocimiento del otro como sujeto que yo puedo reconocerme como sujeto.

Las RR.HH. implican una lucha por el reconocimiento. No me puedo reconocer a mis mismo si no reconozco al otro.

Si tengo que formar maestros, deberé tener en cuenta que el docente tiene una relación muy particular con la infancia, está enamorado de su propia infancia, y al mismo tiempo se defiende contra ella.
Hay entonces una relación con la infancia en la posición del sujeto docente.

Uno no es una máquina de formar, ya que sino aplicaría una técnica de formación mecánica.

Existen métodos para las distintas formaciones y se aplican.

Es en la medida en que uno piensa sobre lo que hace, sobre su significación, sobre los fracasos que uno vive, es a partir de esta reflexión que uno puede autoformarse como formador.

El verdadero educador es aquel que sigue creciendo psíquicamente al hacer crecer al alumno, que se sigue desarrollando.

Bachelard es un teórico de la deformación.
Hay que ir en contra de la formación anterior para ir hacia una formación real.
No se pueden construir formas nuevas de pensamiento, de acción, si no es destruyendo las viejas formas que obstaculizan.

Kaës elaboró una teoría que dice que la formación está ligada al poder de la madre.

El complejo del pelícano:
Cuando el docente dice: “ Me entrego con devoción a mis alumnos, me doy a ellos, me entrego, me agoto, me canso por ellos”.
Falta poquito para que alguien diga “ Me dejo comer las entrañas por ellos”.

Hay que TOMAR CONCIENCIA  para controlar, administrar y regular los fantasmas, los deseos que uno tiene.

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